viernes, 16 de agosto de 2013

Luz al final del túnel

Siento que el final está cada vez más cerca.

Después de tomar medidas para solucionar el efecto del salto temporal todo ha comenzado a tomar perspectiva. Años de modificaciones, creación de personajes, giros y vueltas de tuerca con la trama... Y siempre hubo una historia, una de entre tantas, que permaneció apenas sin cambiar. La dicotomía presente-futuro que había planteado en la novela ha desaparecido y el salto temporal ya no será motivo para que el lector quede descolgado. Lo que toca es trabajar la historia inicial y en lugar de usar liosos flashbacks centrarme en lo que verdaderamente quiero contar. No necesito presente porque en realidad todo ocurrió en pasado. Sí me interesa conservar una pizca de dicotomía, pero lo trabajaré a través del narrador. MENOS ES MÁS. He aprendido que por ahora no me siento cómoda con grandes cambios de narradores y saltos temporales, así que basta de experimentos. Lo aprendido al respecto tendré que aplicarlo a otros relatos y novelas. Aquí me limitaré a mi punto fuerte: el narrador en primera persona.


Siempre duele usar las tijeras, y más cuando el rebaño de ovejas queda considerablemente reducido. Son otras cosas las que se pierden: escenas especiales, personajes, horas de escritura y reflexión... Pero la sensación con estos recortes es la de estar regresando al camino correcto.

¡ÁNIMO! Ya se ven unas gotitas de claridad.

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